La desigualdad desde el conocimiento

Vivimos en una sociedad egoísta y discriminatoria, haciendo de menos a quienes no cuentan con los conocimientos necesarios que les permitan mantener una conversación con amigos, familiares y/o conocidos, o debatir en espacios públicos como pueden ser las redes sociales, que cada vez se vuelven espacios de intercambio de opiniones con algunos analistas en diversos temas. Sin embargo, algunos(as) analistas (quienes escriben artículos o los invitan a los medios de comunicación) o aquellos que realizan análisis informales de la situación del país (me identifico en estos), abusan del uso de palabras muy técnicas o “rebuscadas” – palabras que no son usadas con frecuencia y/o suenan elegantes – en la mayoría de ocasiones es porque no tienen muy claro lo que tratan de explicar. Para lo cual, Albert Eisntein (uno de los mejores intelectuales) utilizaba una frase brillante: “Si no lo puedes explicar de forma sencilla es que no lo has entendido bien”

Es necesario liberar el conocimiento y la información y hacer que lleguen cada vez a más personas en diferentes ámbitos como el político, social, económico y/o empresarial. Me refiero a que no por el hecho de que algunas personas cuenten con una educación de menor calidad, no hayan cursado una carrera universitaria o peor aún una maestría, eso signifique que no logren entender lo que ocurre en el país. Sin embargo, el análisis y el debate deben ser más participativos en todos los sectores, y que las diferentes voces sean escuchadas – no solo de los analistas tradicionales. Esto permitirá una mejor interacción en nuestra sociedad sin distinción del nivel de educación o condición socioeconómica. Los análisis deben ser sencillos, de manera que sean entendidos tanto por las personas que desayunan un seco de carne o de pollo – buen desayuno para empezar las labores – como también por quienes desayunen un croissant (pan francés) con capuchino (una variedad de cafés) en el Cyrano (panadería francesa en Quito).

El país necesita espacios en donde la ciudadanía pueda conocer sobre estos asuntos, que sea dirigido a todos los sectores, sin exclusión alguna. Las cifras muestran que un tercio de la población que debió haber iniciado la escuela en la edad adecuada, a los 6 años, y debió haber terminado el bachillerato a los 18 años, no lo hizo (Juan Ponce, director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales). Realizar análisis con palabras muy técnicas excluye y discrimina a un sector que desconoce esos términos, generando círculos de debate y análisis en un entorno muy cerrado, que en muchas ocasiones se vuelve elitista, sin importar tendencias políticas, ya sean estas de izquierda o de derecha.

Hablando desde la meritocracia, palabra usada en muchas ocasiones como sinónimo del esfuerzo del individuo, aunque Joseph Stiglitz premio nobel de economía en el año 2001 (es un premio destinado a contribuciones destacadas de la ciencia económica), nos da a entender que la meritocracia tiene un papel fundamental en la desigualdad. Él menciona lo siguiente: “La desigualdad es la causa y la consecuencia del fracaso del sistema político, y contribuye a la inestabilidad de nuestro sistema económico, lo que a su vez contribuye a aumentar la desigualdad”. Él habla de la desigualdad en algunos libros como también lo hace Thomas Piketty (economista francés) quien ha investigado acerca de esta problemática por más de 15 años.

La desigualdad social es un problema que nos acecha, y el conocimiento forma parte de aquello, para eso es necesario debatir estos temas desde diferentes ámbitos como: sociales, políticos, económicos y/o empresariales tanto en los barrios, en los colegios, en las universidades, en el peloteo (cuando jugamos fútbol), en las chupas (cuando se bebe bebidas alcohólicas), en reuniones familiares. Por tal motivo, es indispensable liberar el conocimiento, para que quienes conocen un poco más acerca de estos temas puedan transmitirlos a quienes menos conocen, para que la población pueda participar y exigir políticas adecuadas a los gobiernos de turno, en sus barrios, en sus comunas, en sus trabajos, y en diferentes espacios de convivencia.

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